lunes, octubre 22

Reflexiones acerca de una sana epístola

Señor Director

"Contento, Señor, contento". "¿Qué haría Cristo en mi lugar?". "El verdadero cristiano da y da hasta que duela". Estas palabras del Padre Alberto Hurtado tienen mucho sentido. El Obispo Alejandro Goic las cita y parecen dirigidas en gran medida hacia los líderes de la nación, ya que en el último párrafo de la declaración señala:"creemos que los líderes sociales, los constructores de la sociedad, lo serán de verdad en la medida en que sean capaces de interpretar los dolores, las esperanzas y los anhelos de la gente"... ¿Será esto posible, cuando existe tanta incompatibilidad? Un agnóstico/a marxista, un materialista, tiene una visión diferente del curso de la vida, de la creación, de la razón del por qué tenemos fe en Jesucristo...más aún la Santidad de San Alberto es incomprensible para ellos, lo único rescatable de la personalidad de un santo, la disposición incomprensible de la entrega de la vida al servicio de sus semejantes.Nuestra terminología cristiana: "Gracia del Señor", "Testimonio", "vivir el evangelio", anunciar a Jesucristo", es una cacofonía inaceptable, de acuerdo a la visión que tienen de la vida.Es algo muy hermoso saber de los dones que se reciben mediante el Espíritu Santo. Caminar como Iglesia en medio de la realidad social, política y cultural exige el uso de esos dones, y como cristianos exigirse el dominio sobre las flaquezas, asumiendo desafíos y tareas pendientes y todo esto con la única mira de glorificar a Cristo y su palabra...como San Alberto lo manifestó: "Mirar grande, querer grande, pensar grande, realizar grande. En los combates de hoy, todo se trata a la escala del hombre y a la escala del mundo. Disponerse a realizar grande".
Donde me asaltan las dudas es hacia donde y a quienes dirige el obispo Goic su epístola. Me embarco al suponer que esta va dirigida especialmente a aquellos que tienen la oportunidad de alterar este estado se situaciones injustas, me imagino al santo dirigiendo sus palabras tal como hemos aprendido lo hizo Nuestro Señor a los fariseos y al Sanedrín... Si se lo hacéis a uno de estos mis pequeñitos a mi me lo hacéis". Los pobres en Cristo estamos dispuestos a padecer y cargar la cruz como describía San Alberto: "Esas pobrezas que tienen que disimularse y que no declaran huelga, ni presentan pliegos de peticiones; el de tanta gente que vive de unos cuantos bonos que se han depreciado hasta no valer casi nada, de una jubilación suficiente hace diez años, misérrima ahora, el de los empleados atascados a un sueldo del todo insuficiente que no pueden celebrar matrimonio porque no pueden afrontar esa nueva vida (...), que no pueden dar educación cristiana a sus hijos porque no pueden pagarla". Pero quiero entender que nuestros los obispos nos dirigen a un compromiso social caritativo y solidario, colmado de tolerancia y misericordia, con fe en Cristo, el cual exige primero que aceptemos y vivamos incondicionalmente su evangelio, para que podamos entender el por qué de tanto egoísmo de los líderes sociales que no se conmueven con nada y menos con las palabras inspiradas :" La Patria necesita un nuevo tipo de hombre. No se puede tallar la efigie del Chile nuevo en madera podrida (...), esto engendra en nosotros, cristianos, una responsabilidad formidable, como pocas veces la hubo en la historia".
Atentamente agradesco su atención
Carlos Toledo.

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