sábado, abril 5

Chile: Masacre de lo Cañas. 1891.

Un poco de historia de Chile:Masacre de "Las Cañas". 18 agosto 1891

"Los jóvenes se vieron obligados a hacer una débil resistencia en grupos separados, y trataron de de salir del circulo de fuerzas enemigas que los envolvía. Algunos cayeron muertos o heridos; otros, prisioneros; otros lograron salir; otros se escondieron en los matorrales.Después de esto, que sucedía entre cuatro y seis de la mañana del día 19 de agosto, comenzaron los asesinatos más horribles. Si se divisaba un joven que huía, se ordenaba a los soldados darle una carga de caballería y hacerle descargas cerradas hasta que caía hecho pedazos sablazos y acribillado de balas. Los oficiales y soldados recorrían los cerros; buscaban en los matorrales, donde hacían descargas por si acaso había alguien escondido. A las diez de la mañana, cesaban las continuas descargas y comenzaban a recoger los heridos para transportarlos a la casa de Lo Cañas. A estos les iba a levantar un proceso.
La tropa de caballería e infantería que asaltó la casa de Lo Cañas no encontró en ella sino al señor Aránguiz que se había acostado temprano por encontrarse indispuesto y que no quiso huir, cuando tuvo aviso del asalto, porque juzgó que ninguna culpa tenia: no había hecho sino consentir que en el fundo se reuniese gente a quien en ningún caso habría negado asilo el propietario.
Aquí se juntaron los heridos con algunos jóvenes y artesanos que habían caído prisioneros. Inmediatamente, San Martín y otros oficiales hicieron listas de los prisioneros, separando a los jóvenes de los artesanos. Sin distinguir a los que estaban heridos, dio orden llevarlos junto a unos álamos, donde fueron cruelmente maltratados y asesinados. Los oficiales, se dejaron caer sobre los cadáveres y los despojaron de todo lo que llevaban, hasta dejarlos desnudos.

Con algunos heridos que encontraron en los matorrales, cometieron toda clase de crueldades hasta dejarlos convertidos en cadáveres. En seguida principiaron su obra de destrucción, quemando todas las casas del fundo, sacando antes lo que podía serles útil. a las tres de la tarde aprovecharon las inmensas hogueras de los edificios incendiados para quemar unos cuantos cadáveres.
A los demás prisioneros los iban a traer a Santiago. Como en la mitad del camino recibieron los jefes que conducían a los prisioneros, orden de volverlos al fundo de Walker, donde se reunieron unos cuantos oficiales y los condenaron a muerte. Entretanto, Vidaurre, San Martin, etc., no quisieron que quedaran en paz los jóvenes que al día siguiente debían ser asesinados. Principiaron por llamarlos uno por uno y maltrataros para que dijesen dónde se encontraba el Walker Martinez y confesasen quienes eran los jefes que tenían. Con el que más se encarnizaron fue con el señor Wenceslao Aranguiz, a quien dieron doscientos azotes.
A Aranguiz y Arturo Vial, el teniente coronel San Martín les había prometido que les libraría de la pena de muerte con tal que le pagaran. Se reunió aproximadamente cinco mil pesos, fuera de las alhajas.
Un campo iluminado por grandes incendios; diez jóvenes heridos y maltratados que con resignación esperaban ser asesinados; otros jóvenes ocultos en los matorrales, algunos a treinta metros de sus compañeros prisioneros; un cuarto lleno de mujeres que Vidaurre, San Martín y otros habían mandado buscar; grupos de soldados que bebían aguardiente sacado de las bodegas de Lo Cañas.

El chisporroteo del fuego se mezclaba con el grito de las mujeres y con los ayes de dolor de los prisioneros maltratados, y de vez en cuando se oían chascarros y risas de los oficiales y soldados borrachos.
A las 7 y media de la mañana fueron alineados delante de una pared de la bodega. El señor Aránguiz llegó hasta allí casi arrastrándose, llevado entre dos soldados: el día anterior lo hablan torturado para arrancarle declaraciones acerca de noticias y planes que ignoraba por completo. Todos murieron con resignación y entereza. Soldados ebrios rociaron algunos cadáveres con parafina, los revolvieron con tablas y les prendieron fuego.
Poco más tarde regresó la tropa a Santiago. Finalmente Barbosa, ordenó que los muertos fuesen transportados inmediatamente a Santiago, y expuestos en la morgue para que fueran reconocidos por sus deudos o parientes, medida que se hizo innecesaria, pues que la mayor parte de los cadáveres se encontraban carbonizados.
Esa misma mañana desembarcaba en Quintero el ejército constitucional.
Y la historia registra que tras solemnes acuerdos de los noventas de ese siglo , se estableció que estos hechos nunca más se repetirían en Chile.


http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Lo_Ca%C3%B1as

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